miércoles, 3 de junio de 2015

(Fragmento de Novela en proceso)


Sentías la fuerza con la que mi sexo se animaba, con la que se despertaba al simple contacto, al simple roce de tu ser. Sabías lo que quería; y sabías muy bien lo que tú querías, lo que ambos deseábamos. Tus palabras solo eran un cáliz embriagador aderezadas con ciertos silencios, con cierto mirar tan tuyo, tan único. Adoptabas en esos segundos una sumisión que se llegaba a mis brazos, a mis caricias lascivas que buscaban la intimidad de tu cuerpo, la suavidad y pureza de tus pechos extraviados.

Te amaba. No lo sabía a ciencia cierta, no lo supe en realidad, hasta ese momento en que te sentí perdida, hasta el momento aquel en el que tuve que dar la vuelta y cerrar con la puerta tras de mí, esas veladas de vino y de poesía.

Esa noche, me mirabas con una calma sin igual, y deseabas que todo aquello fuera cierto, que no simplemente se quedará en una pasión nocturna, rutinaria; elaborada únicamente por casualidad, o por simples instantes de deseo.


Yo buscaba tenerte toda, hacerte mía y consumirte tal como las llamas consumen a su paso lo que tocan. Ya era hora. Tantos instantes, tanto verbo, tantas caricias llevándonos a un mismo punto. Tantas respiraciones entrecortadas en las que ambos nos fuimos envolviendo, tantos compases marcados por el segundero que yacía en tu muñeca derecha. Tantos deseos mal entendidos. Y solo tú, semidesnuda; con esos pechos tan encarnados y tan dispuestos, pero envolviéndome con una mirada llena de ternura y suplicando que me detuviera, mientras que yo intentaba desnudarte por completo y hacerte mía.

                                                                                                    WAR.



lunes, 25 de mayo de 2015

Un brindis entre tanto bohemio

Esta noche mis hermanos
yo quiero hablar de la mujer,
mas no de aquella a la que muchos han desacreditado, ni de aquella por la que el hermano bohemio vertió tantas lágrimas llamadas: madre.

Hoy mis buenos hermanos, les voy a hablar de la sonrisa más sincera, de la mejilla femenina más cálida, de los brazos más dulces que se encuentran en una mujer.

Así es bohemios,
yo brindo,
por esa caricia que nace en unas pequeñas manos,
de esas que en ocasiones no saben calcular su fuerza para demostrar su amor y su cariño, pero que se jactan de ser sinceras.

Brindo por el calor que le dan a mi pecho, sus múltiples segundos de atención y la manera con la que busca su seguridad bajo mi regazo.

Por esos ojos tan inocentes y llenos de bondad, mismos que ya antes me habían conquistado, esculpidos en otra silueta, pero con el mismo amor embalsamado.

Así es señores, brindo por la pequeña mujer, esa que en tan solo cinco años mi vida entera se ha robado, esa que cuando me dice: Te amo, lo dice sin pensarlo, desde el mismo fondo de sus entrañas y sin negociar nada a cambio.

Señores, brindo por esa pequeña, esa que arrancó unas cuantas lágrimas de mis ojos, sin darme cuenta, en el mismo instante en el que me dijeron que me convertiría en padre y que a los cuatro meses de concepción me confesaron que era una nena.

No sé si, hermanos míos, ustedes me entiendan, pero al oírlos hablar de la mujer y de ver de ella cómo se expresan, solo puedo decirles, que el día que un capullo tan delicado, lo puedan sentir entre su pecho y entre sus manos, entonces y solo entonces comprenderán lo divina que es una mujer y lo perfectas que son ellas.


                                                                                                                      WAR.



domingo, 24 de mayo de 2015

Nos estamos reinventando

Nos estamos reinventando. 
Tu haz vuelto a derramar el ansia de tus uñas desnudas en mi espalda,
mientras mis manos palpitan deseosas en tu entrepierna.
Siento como se hace mía la erección de tu clitoris, como se agiganta, como saliva diestramente entre mis dedos. 
Y me invita, y sabe que nunca como ahora nos estamos reencontrando que hoy es eso que llamamos amor, lo que nos mueve, el que estaba como dormido; aletargado.

Tus psicópatas dedos, me muestran sus garras afiladas encarnándolas en mi piel, en el tuétano mismo de mis huesos, en mi espalda que ahora ya es tuya, en la que has poseído junto con gemidos que suenan a notas musicales. 

Tu cuerpo tiembla, se contrae; tus piernas asfixian mi cadera, tu vientre esta acelerado, tus bellos llenos de humedad. Tus ojos se cierran, se abren, se cierran; no son parpadeos, son destellos de aceptación y a la vez de incomprensión por lo que tu ser está viviendo. 

Lo dicho: nos estamos reinventando.
Ya era hora, no podíamos mentirle más al tiempo. No podíamos seguir traicionando a nuestra sábanas con tanta espera.

Veo como tu mano derecha se llega a mi rostro, nunca como ahora tu caricia me condena; sí, soy un preso de tu aroma, huele a sangre que arrancaste de mi piel y a la miel que se empieza ha derramado por tus piernas. Sabe a sal y sabe a verbena.

Nos estamos reinventando. Y nos seguiremos reinventando.
Yo con mi amor enfermo y tan herido y tu con esa pasión con la que siempre te entregas.

Y seguimos...


                                        WAR.

miércoles, 20 de mayo de 2015

Lilis

Dulce flor aterciopelada,
naciste sin ventura y cargada de tan crueles espinas. Muestras el obscuro semblante con el que tu color te recubre, pero en el inocente abrir de tus venenosos pétalos, se derraman y se asoman pequeñas gotas amieladas.

Tu corazón parece marchito,
lo quieres ver marchito, pero la primavera se está encargando de ello; y ya, con todo y tu alma, lo empieza a embalsamar.

Eres una hermosa Lilis negra, rara,
de esas especies que pocas veces se asoman, de esas que no te quieren ver a la cara; de esas que sienten que matarán con el roce de su aroma al que la desea. Pero que como tal, no deja de lado su belleza, no deja de ser una flor, hija naciente de la Pacha Mama, silente embrión de la Madre Naturaleza.

Seguirás rodeada de los escombros del pantano, que es de donde tu cuerpo se alimenta y tarde o temprano, quizás, una mano valiente se arriesgue a un pinchazo, todo a cambio de deshojarte sobre la tierra, todo a cambio de descubrir si en tu interior se crea vida
o de verdad, como se dice;
tienes el alma muerta.


                                                                                                    WAR.




viernes, 15 de mayo de 2015

De regreso al blog

...tus monstruos son los que me despiertan el Incubo que

se esconde en mis espasmos. Son solo momentos,

instantes, los dos sabemos que nuestros corazones están

ocultos resguardándose uno del otro para no terminar

devorándonos. Lo sabemos, seremos hijos del segundo

que nos abrace y entonces, en ese mismo instante,

moriremos para reencarnaremos en una pasión errante.